Debieran conocer (si no es así), la película con la que nace el cine con mayúsculas de nuestro país: La aldea maldita (1930). Una mezcla de cine campesino (primera parte) y melodrama (segunda parte) que combina el realismo y simbolismo (influencia de Murnau), en tres generaciones: el abuelo ciego, el joven labrador protagonista encarcelado por haber agredido al usurero local, y su esposa, quien emigra a la ciudad y se prostituye (tema del honor sexual femenino). Su hijo representa la esperanza del futuro.
La inicial versión muda, fue sonorizada por su mismo autor tiempo después. No dejen de verla. Abajo fragmento de la emigración colectiva de los campesinos, tras haberse infectado sus tierras por el pedrisco:
Dirigida por Florián Rey, escritor, periodista y, posteriormente, cineasta en Goya Films.
Por esta época, encontramos el resurgimiento del séptimo arte en la capital con nombres como Buchs (29 películas de 1920 a 1930), Noriega (9 películas entre 1923 y 1926, entre ellas Don Quintín el amargao, de 1925), Benito Perojo (9 obras de 1923 a 1930), el cual contribuye a crear Films Benavente, y funda la distribuidora Julio César, y como no, el anteriormente nombrado, Rey, con nueve películas de 1923 a 1930.
En 1929, la distribuidora Julio César estaba interesada en producir el primer guión de Buñuel.
José Buchs hizo las labores de lo que sería un verdadero productor de nuestro tiempo. Se dedicó a analizar y buscar géneros que tuvieran aceptación pública dentro de esta época de producción muda. Así, rueda adaptaciones de zarzuelas con el sainete como base (El pobre Valvuena, 1923), melodramas burgueses (El abuelo, 1925, sobre Galdós, Pilar Guerra, 1926), romance popular.
A finales de los años 20 se produce un desarrollo importante en el cine de Madrid. Se preparaban para el público géneros nacionales y castizos (La verbena de la paloma, La España trágica), el sainete y lo taurino. Además, hay que mencionar lo desatendido que tenía la dictadura de Primo de Rivera al cine. Por lo cual, a los cineastas no les era nada fácil su tarea.
Se crearon así, dos sociedades importantes como fueron: Atlántida (La verbena de la paloma, Venganza) y Films Española. La primera, con José Buchs a la cabeza, llegó a coproducir con Cinegraphique La Barraca de los monstruos. Era cofinanciada por el banquero Bauer, mientras que el principal aporte económico de Films Española lo ponía el banquero Urquijo.
En esta época aparecieron también importantes publicaciones: Popular Films (1926), Fotogramas (1926) y La Pantalla (1927). La primera en Barcelona y las dos últimas en Madrid.
Y casi a modo de anécdota, he de decir que el último film mudo fue el valenciano Los hijos mandan (1930), de Antonio Martínez Ferry. Fíjense que data del mismo año que la Aldea Maldita.
Para terminar esta entrada, les "deleitaré" con un fragmento de La hermana San Sulpicio (1927), de Florián Rey, protagonizada por la que es por todos conocida Imperio Argentina.
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